POL
224206 Lector
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[Miramar] Reunión entre D. Leandro de Tudolor y Eduardo de Poniente

[b]Reunión del joven Duque de Miramar, D. Leandro de Tudolor y Trastocada, y en su nombre y con la autoridad de Su Majestad en tutoría del mismo D. Kvothe de Horse, con Eduardo de Poniente y Bribón, en el despacho Ducal del Castillo de Marogrado, capital de Miramar.[/b]

Las intervenciones de Eduardo se transcriben en [estilo=color:red]rojo[/estilo], las de D. Kvothe en [estilo=color:blue]azul[/estilo] y las de D. Leandro en [estilo=color:green]verde[/estilo].


Era un precioso día de primavera en el Ducado de Miramar. Los campos florecían en verde exuberancia, salpicados con las bellas flores que hacían las delicias de todo el Reino, y los caminos estaban llenos de comerciantes que se dirigían a la ciudad a vender sus mercancías. El Conde de Río hizo su aparición por la Puerta Sur de Marogrado, capital del Ducado y una de las mayores ciudades de todo el Reino de Polesia, a lomos de un reluciente caballo blanco.

Dentro del Castillo, situado en una colina dentro del entramado de la ciudad y desde donde se divisaba todo el valle, D. Kvothe y D. Leandro esperaban a Eduardo en el despacho ducal, una amplia sala profusamente decorada con tapices y preciosos muebles de madera de roble, tallada por los mejores artesanos del Ducado. Cuando Eduardo arribó a las puertas del despacho, informó al gentilhombre de Cámara de su presencia.

[estilo=color:red]Tengo cita con su Excelencia, el Duque Leandro.[/estilo]

D. Raimundo de las Heras, gentilhombre de Cámara del Duque y de la máxima confianza de D. Kvothe, le pide que espere a la puerta y pasa dentro del despacho, donde informa en privado a D. Kvothe y D. Leandro de la llegada, como se esperaba, de Eduardo. Y con una alegre fanfarria de trompetas, se hace anunciar a D. Eduardo de Poniente y Bribón en el despacho. Si por Kvothe fuera no hubiera habido tal algarabía, pero lo importante es cumplir con el cometido, y Eduardo tiene fama de ser hombre difícil. Leandro se sienta en la silla del Duque, mientras que a su lado en calidad de Senescal del Ducado se encuentra D. Kvothe. Eduardo entra y hace una reverencia al joven duque.

[estilo=color:red]Su Excelencia, he venido tan presto a su llamada como he podido, espero nuestro conato de Cortes haya dejado los temas más candentes del Ducado bien encaminados ante su llegada.[/estilo]

El joven Duque D. Leandro saludó con una escueta inclinación de cabeza a Eduardo. D. Kvothe se levantó de su silla y, afectuosamente (aún a su pesar), estrechó efusivamente la mano de Eduardo, que no parecía contento con tanta iniciativa por su parte.

[estilo=color:blue]Bienvenido a Marogrado, mi estimado Eduardo, es un placer que haya podido venir tan rápido. Espero que en todo momento de su estancia disfrute de nuestra hospitalidad. Marogrado es ciudad conocida por su cultura, pero sobre todo por su rica gastronomía, reuniendo los mejores cocineros de todo nuestro Reino, como bien sabrá.[/estilo]

[estilo=color:red]Estimado señor, pensé que reuniría con el Duque, no con su niñera.[/estilo]

[estilo=color:black]D. Kvothe de Horse obvió tan impertinente intervención y continuó hablando. Si había algún resquicio por el que podía pensar que este bastardo era medio normal, desde luego ya no lo habría, pero las formas son las formas, es lo fundamental en la Corte.[/estilo]

[estilo=color:blue]En cualquier caso, el joven Duque no ha solicitado en nombre de Su Majestad su presencia aquí para hablar de gastronomía.[/estilo]

[estilo=color:black]D. Kvothe mandó salir a los cortesanos del despacho y a los miembros de la orquesta de cámara ducal, quedando solos D. Leandro, Eduardo, D. Raimundo y él mismo. Ahora podrían empezar a hablar más en profundidad de los temas que había que tratar.[/estilo]

[estilo=color:blue]Vamos a ver, le voy a ser franco, Eduardo. Estamos muy disgustados, el Duque, Su Majestad y yo con su espectáculo lamentable de Cortes. Entendemos que D. Eltomash de Poniente fue injusto con vuesa merced, que debía haberle reconocido como legítimo heredero, y no haberle ocultado, sino dado cobijo y protegerle.[/estilo]

[estilo=color:red]Mi padre fue un hombre con problemas, en los que no me gustaría ahondar, pero ante todo un buen duque, amado por todos.[/estilo]

[estilo=color:blue]En efecto, en efecto.[/estilo]

[estilo=color:red]Un hombre fiel a vuestro padre, Excelencia. Vuestro padre, Su Majestad Lector que en paz descanse, odiaba a Carlos Byzantium, y ahora vos, le traéis aquí a hablar por vos.[/estilo]

[estilo=color:blue]Haga el favor, Eduardo, con esta pantomima no hace sino destruir el legado de D. Eltomash.[/estilo]

[estilo=color:red]Qué clase de broma es esta, Excelencia.[/estilo]

[estilo=color:blue]Mi muy estimado Eduardo, hará bien en atender mis palabras. La tutoría del Duque Leandro ha sido avalada por Su Majestad y por su tutor anterior, el Archiemérito Heliodoro.[/estilo]

[estilo=color:red]Vuestro padre y el mío eran los más cercanos amigos y aliados, ¿y ahora vos me acusáis de arengar a las masas por boca de uno de Bahía? D. Kvothe, quiero hablar con mi fiel amigo y aliado Duque, no con un enviado de Bahía.[/estilo]

[estilo=color:blue]No le acuso de nada, Eduardo. Es de sobra conocido que vos tomasteis la palabra en las Cortes, que las convocasteis vos y que respondían a vuestro afán, con exclusividad.[/estilo]

[estilo=color:red]Bah, si vuestro señor no tiene suficiente con controlar Bahía que busque nuevos territorios, pero que no venga aquí a imponer su voluntad.

[estilo=color:blue]Quisiera recordarle que no hablo con la autoridad del Duque Carlos en absoluto, pero tampoco con la del Duque Leandro en exclusiva, sino con el aval pleno y sin condicionantes de Su Majestad. Y yo no tengo más voluntad que la de servir a mi Reino, a mi Monarca y a mi Duque, que es Leandro, ¿vos?[/estilo]

[estilo=color:red]Mi señor Leandro, Excelencia, eche a este emisario de Bahía y hablemos de hermano a hermano como hubiese querido vuestro padre. Alester I conocía los planes de su padre apresando y matando a Su Majestad Lector I. Y ahora vos le servís.[/estilo]

[estilo=color:black]Mientras todo esto pasaba, el joven Duque estaba horrorizado por la falta de formas de Eduardo. Kvothe era un apasionado de la etiqueta de la Corte, y en tal sentido había instruido a Leandro, mas Eduardo obviaba toda convención posible, atacando como hacía incluso al mismísimo Rey, acusándole de ser cómplice de asesinato, de su padre incluso. Harto de tanto espectáculo, llegados a este punto no pudo por menos que murmurar, agotado:[/estilo]

[estilo=color:green]Por el Kidemonas, menudo hombre[/estilo]

[estilo=color:red]Mi señor Leandro, aquí soy vuestro único amigo y aliado. Echad al emisario de Carlos Byzantium y gobernemos el más próspero de los ducados del reino, juntos.[/estilo]

[estilo=color:green]Eduardo, quiero recordarte que por el momento no eres más que un hombre de este Reino.[/estilo]

[estilo=color:red]Un hombre que amaba al Duque Eltomash, que os ama a vos y a Su Majestad Lector I. Mi Rey muerto a manos de los Fredonia.[/estilo]

[estilo=color:green]Fabuloso, sin embargo D. Kvothe habla con mi voluntad y mi total permiso y autoridad.[/estilo]

[estilo=color:blue]Ya basta Leandro. Mire Eduardo: por respeto a su padre, por respeto a su Rey, por respeto a sus creencias y por respeto a su propio pundonor, no complique, haga el favor, este espinoso asunto más. Su Majestad, y el Duque en su nombre, y yo como su tutor, tendremos a bien olvidar todo esto e incluso concederle honores nobiliarios para cumplir con lo que en justa medida le corresponde por derecho de sangre, bajo la condición de que cumpla con los Fueros de este nuestro Reyno y, sobre todo, bajo la condición de que acepte, como a todos los nobles se les exige, la autoridad de sus señores feudales.[/estilo]

[estilo=color:red]Estoy dispuesto a jurar lealtad al Rey y al Duque, pero no al señor de Bahía. Asimismo estoy dispuesto a aceptar los fueros del Reyno y a honrar la memoria de mi padre.[/estilo]

[estilo=color:blue]Perfecto pues. He de comunicarle, entonces, que ha de partir inmediatamente al Condado de Río, para tomar posesión como Conde. Podrá presentar este documento para garantizar este extremo.[/estilo]

[estilo=color:black]D. Kvothe abrió uno de los cajones de la gran y trabajada mesa del despacho y le entregó un manuscrito enrollado, sellado con cera con el símbolo del Rey. Eduardo lo cogió sin grandes miramientos e inmediatamente se volvió a dirigir a D. Leandro con melosa voz.[/estilo]

[estilo=color:red]Mi señor Leandro, he de repetirle mi eterno amor por vos.[/estilo]

[estilo=color:blue]Espero que Ducado y Condado puedan trabajar, como siempre hemos hecho, juntos por la prosperidad de nuestras tierras comunes.[/estilo]

[estilo=color:red]No sé si podríais aceptarme un consejo, de casi hermanos que somos, dando el amor que nuestros padres que se tuvieron.[/estilo]

[estilo=color:green]Como me decía Heliodoro, los consejos siempre son bienvenidos, otra cosa es que puedan valer para algo. En todo caso, si me permites, no tengo constancia de tal amor mutuo entre nuestros padres.[/estilo]

[estilo=color:black]D. Kvothe mira desaprobatoriamente a Leandro, no está contento con su respuesta, debía haber dicho que sí sin tanta floritura, o incluso haber dicho que no. Claramente Eduardo no es una persona con la que se pueda conversar alegre y despreocupadamente.[/estilo]

[estilo=color:red]Mi señor, cuando vuestro padre, Su Majestad Lector I era nuestro Rey, nombró a mi padre duque y grande de Pol, mientras relegó a Carlos Byzantium a un condado menor. Después, tras morir, lego en su testamento la regencia a mi padre. El nuevo Rey, cuyo padre apresó al vuestro, elevó a Carlos Byzantium al ducado de su padre, devolvió la baronía de Isla a la dinastía de quien mató a mi hermanastro y quien participó sin duda ninguna en la muerte de su padre, y ahora vos le dais el honorable trabajo de ser vuestro tutor.[/estilo]

[estilo=color:green]Con todo respeto Lord Eduardo, no eres tu padre, de hecho estás muy lejos de ello, y para estudiar historia tengo a mis maestros.[/estilo]

[estilo=color:red]Mientras pensáis que yo soy el enemigo.[/estilo]

[estilo=color:blue]Eduardo, si vais a decir algo interesante, por favor apúrese, que el Duque tiene mucho que hacer esta mañana.[/estilo]

[estilo=color:red]Yo, mi amado Duque, soy vuestro único y más sincero amigo. Espero que no os deis cuenta tarde.[/estilo]

[estilo=color:black]El flamante Conde de Río, Lord Eduardo, hizo una reverencia a Leandro y miró de reojo, despreciativamente, a D. Kvothe.[/estilo]

[estilo=color:green]En efecto, espero que todos estos problemas que me estás dando me los dejes de dar.[/estilo]

[estilo=color:blue]En fin, Lord Eduardo, buen camino a Río. Ha sido un "placer" esta amigable charla, esperaremos su correspondencia con ansia.[/estilo]

[estilo=color:red]Le daría las gracias; pero no sería sincero. Escribiré a mi señor, no a usted.[/estilo]

[estilo=color:blue]Don Raimundo, por favor, llame de vuelta a los cortesanos. Y llamad al tesorero, hay que comprobar esos albaranes[/estilo]

 1      Orden: Fecha | Votos 1 mensajes en este hilo creado hace .
224516 Theomoro
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#[b]VALORACIÓN DEL MODERADOR[/b] @Lector @Eltomash

Si bien el monarca no conocedor del contenido de la reunión, confía en que D. Kvothe pueda tener bajo control al joven Eduardo, antes de que este genere innecesarios quebraderos de cabeza a la Corona.

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