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El Imparcial - Una dieta vegetariana contra el cambio climático

El Imparcial: una dieta vegetariana contra el cambio climático

Por Eltomash, redacción 20:20

El mundo atraviesa un período complicado. El cambio climático es probablemente el reto más importante al que se enfrenta la Humanidad en el siglo XXI y sus efectos, el desafío más profundo al que la Naturaleza haya jamás hecho frente. Los efectos más peliagudos del cambio climático son el aumento de la temperatura del aire y de los mares y océanos, el creciente deshielo de los casquetes polares, los cambios en la intensidad y la devastación que provocan los eventos climáticos más extremos, el aumento del nivel del mar y las perturbaciones de las precipitaciones. Si bien las consecuencias son efectivamente conocidas por la mayor parte de la población, las causas no lo son tanto. Se podría enumerar una lista tan larga como la de las consecuencias para las causas, sin embargo, según un artículo divulgado por la agencia espacial norteamericana (NASA, 2013) hay un responsable claro que destaca en el cambio climático: la ganadería. Según este artículo la ganadería llegaría a generar el 51% de las emisiones de gas invernadero (dióxido de carbono, metano, óxidos nítricos, etc.) y el transporte vehicular tan sólo el 13% en un horizonte cercano (antes de 2050).

Por otra parte, y bajo el conocimiento de estas cifras por la comunidad científica, se invierten, según un estudio de la organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, 2006), 37 veces más recursos en mejorar la eficiencia energética en el transporte vehicular y en general que en la mejora de las tecnologías ganaderas.

A priori podría considerarse que no atacar el mayor de los problemas y atacar los flancos menos potentes es sólo otro error colosal que comete la Humanidad, no obstante, no deja de ser una visión sesgada de la realidad. Y es que, como casi siempre por otra parte, las causas de los problemas no suelen ser tan expeditivas. Y es que existe todo un lobby de la industria cárnica (SPRIM, 2016) que ataca a todo aquel que se atreve a poner en cuestión que quizá el estilo alimenticio de occidente tiene que llegar a su fin. Mientras tanto, este lobby financia estudios, becas y campañas sociales que manipulan a las personas y les inculcan ideas maniqueas; ‘sin carne habría un déficit proteico’, ‘el ser humano es omnívoro’, ‘el ser humano está en la cima de la pirámide alimentaria’, etc.

El propósito de este texto es desmontar dichos argumentos y demostrar que el humano es un ser vegetariano (o herbívoro, como se prefiera denominar) y que el abandono de la dieta occidental moderna podría conducir a un mundo más viable medioambientalmente.

El primero de los hechos a dilucidar es la morfología del ser humano. Haciendo uso de los estudios del naturalista George Cuvier, y del uso de la anatomía comparada que realiza el doctor Milton Mills (Mills, 2011) pueden extraerse conclusiones claras:

  • El ser humano posee al final de sus extremidades superiores algo que llamó ‘manos’. Estas manos han de aproximarse a los miembros de otras especies para poder extraer alguna conclusión lógica. Los carnívoros y omnívoros (véase león y oso) tienen garras para despedazar a sus presas, los herbívoros por su parte poseen extremidades débiles superiores débiles para tal fin. El ser humano resuelve dicho dilema inventando útiles que le ayudan a despedazar la carne, y el homo sapiens moderno compra en el supermercado con sus manos ‘imberbes’ y paga con celulosa de árboles y algodón tratados.
  • Los seres humanos sudan mucho, más que ninguna otra especie, por cientos de millones de poros sobre su piel. Sin embargo, los carnívoros y omnívoros únicamente tienen poros en la lengua, razón por la que jadean para refrigerarse (véase perro).
  • La boca de los carnívoros y omnívoros tiene multitud de dientes afilados y puntiagudos con los que desgarrar la carne. Los seres humanos poseen cuatro colmillos, así que podría afirmarse falazmente que es porque es un ser omnívoro. Lo cierto es que los caballos (Respuestas Veganas, 2006) también tienen cuatro colmillos y sólo comen hierba. La anatomía comparada en este caso pone la diferencia en cuanto al número y forma de los dientes, y no tanto a su presencia. Por otra parte, y para dar rotundidad a este argumento, ningún ser carnívoro posee muelas lisas, pues son inútiles para desgarrar carne, y el número de éstas en la boca humana es muy superior al número de colmillos, pues necesita masticar el alimento para comenzar la digestión en la boca.
  • Las glándulas salivales carnívoras y omnívoras son fuertemente ácidas (segregan ácido clorhídrico) y pequeñas. Los herbívoros poseen grandes glándulas que hidratan su boca y segregan sustancias alcalinas y lubricantes en base a una dieta poco grasa.
  • La cantidad de ácido clorhídrico que los carnívoros y omnívoros segregan en su estómago es 20 veces superior en concentración a la que poseen los humanos y seres rumiantes puede llegar a una proporción 100 veces mayor.
  • Los intestinos carnívoros y omnívoros están en proporción a su altura, y en los seres humanos y seres herbívoros esta proporción es de 8 a 10 veces el tamaño del animal.
  • La materia fecal de los humanos es voluminosa, pesada y no fétida, al igual que los herbívoros. La materia fecal de los carnívoros es escasa y fétida: la absorción proteica es máxima. Cuando el ser humano consume mucha carne su materia fecal flota. La saturación de ésta en nitrógeno (proteínas) con menor densidad la hace flotar, porque no es capaz de absorber esa cantidad de proteínas con unas microvellosidades que están especialmente diseñadas para atrapar glúcidos, ácidos grasos y lípidos neutros.
  • Y el último de los argumentos del doctor Mills es que los carnívoros tienen una enorme resistencia al ácido úrico y la urea provenientes de los seres vivos. Esto ocurre porque su aparato excretor está especialmente diseñado para transformar el amoniaco de la carne en urea. ¿Qué le ocurre al ser humano cuando la cantidad de urea es demasiado alta? Algunos ni siquiera logran levantarse de la cama, pues ésta se acumula en las articulaciones. Ni qué decir que los herbívoros no saben ni qué es eso del ácido úrico.

El segundo de los argumentos es la necesidad proteica de los seres humanos. Un ser humano adulto necesita 0.8 gramos por kilo de su peso al día. Así una persona de 80 kg necesita 64 gramos de proteína (Onmeda, 2015). Según un estudio de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN, 2011) el español medio consume al día 164 gramos de proteína y el americano medio 225 gramos. Según un estudio realizado (OMS, 2003) la ingesta excesiva de proteína puede producir problemas de salud en el medio y largo plazo.

En cambio, los perros (animales omnívoros) necesitan 2 gramos por kilo, y la cifra en los leones llega a 6 gramos por kilo. ¡7.5 veces más que nosotros! ¡Y el americano medio casi consume casi 4 veces más de lo que necesita! Razón por la cual, de ahora en adelante, al americano y europeo medio se le denominará en este texto humano carnívoro.

El tercero se basa en las consecuencias que produce el consumo excesivo de proteínas. Es sabido que las proteínas son precursoras del aumento de células en el organismo, si bien pueden originar músculo (Campbell, 2014) excitan la producción de todo tipo de células, sobretodo adipocitos y células cancerosas. Otro de los efectos del exceso proteico es la descalcificación de los huesos, obesidad, cardiopatías, dolencias renales (alguien tendrá que eliminar el ácido úrico y la urea) e hipertensión arterial.

Una vez queda patente que el consumo en exceso en el consumo de carnes y pescados destruye la salud humana, y además es contra natura, queda por demostrar que nuestro estilo de vida acabará con el planeta tal y como lo heredamos y tal y como lo conocemos. Enumeraremos las consecuencias del consumo desmedido de carne.

  • El cambio climático: que nuestro planeta se está calentando es sabido por casi toda la población. Pero dado que apenas son unas décimas de grado, y la mayoría de los efectos (por ahora) se basan en el aumento de los días de sol, la población no parece darle ninguna importancia. En el estudio sociológico del INE (INE, 2016) ni siquiera figura como un problema para los españoles. La temperatura ya ha aumentado 0.6ºC de media desde que se tienen datos, la cantidad de dióxido de carbono en el año 1970 era de 228 ppm, en el año 2004 era de 385 ppm y hoy día 405 ppm. La industria ganadera genera el 65% del óxido nitroso (un gas 24 veces más contaminante que el dióxido de carbono) que es responsable en gran medida de toda esta contaminación, que provoca efectos climáticos adversos en todo el mundo: tifones, huracanes, inundaciones, etc.
  • La deforestación: el pastoreo ocupa el 26% de la superficie terrestre. Un 70% de los bosques amazónicos (FAO, 2006) se usa como pastizales. El 70% de las tierras de pastoreo en zonas áridas están degradadas y la naturaleza tardaría docenas de años en regenerarse.
  • El consumo de agua: la industria agropecuaria consume el 8% del agua del planeta. Dado que casi 2000 millones de personas no tienen agua potable, es una cifra alarmante para que algunos hombres ricos puedan comer una hamburguesa.
  • El consumo de antibióticos: salvo en la Unión Europea, donde no está permitido, en todo el mundo se ceba al ganado con antibióticos para que no pueda enfermar, y de paso crean súper bacterias inmunes a los antibióticos comunes que fuerzan a consumir dosis más elevadas de antibióticos.
  • Los purines: son las deposiciones del ganado. Se usan como fertilizantes, pero existe tal producción que se acaba abandonando o vertiendo a los ríos. Si se abandonan fermentan y producen metano, un gas de efecto invernadero. Si se vierten al río, van al mar y matan a todos los seres vivos pues llenan el agua de amoniaco. La cuenca del Mississippi en el golfo de México solo posee un 25% de las especies que poseía a principios de siglo según este mismo estudio.
  • Consumo de cereales: con la cantidad de cereal que se da a las cabezas de ganado se podría alimentar a todos los seres humanos del planeta y sobrarían recursos.
    Pero, si el consumo de carne es tan perjudicial para todos los seres vivos en general, ¿por qué los seres humanos la consumen desde tiempos inmemoriales? Según un estudio (EsMateria, 2012) fue en la cuna de la Humanidad, en Tanzania, donde los seres humanos comenzaron a cazar para alimentar a una gran masa de seres humanos que no satisfacían sus necesidades con la recolección de alimentos. El aumento proteico durante cientos de miles de años provocó el desarrollo del cerebro humano y conforma el cerebro que conocemos hoy. Luego, este texto asume que sin el consumo de carne no habríamos evolucionado tanto y tan rápidamente. Sin embargo, también refleja que si la comida hubiese sido abundante nunca habría habido necesidad de cazar, y sin cazar y con comida abundante negar que el ser humano hubiera llegado hasta nuestros días con nuestra civilización es absurdo.

No podemos afirmar de forma fehaciente que el ser humano no debe comer carne, pero sí que debe reducir su consumo a menos de 60 gramos por persona y día. Es decir, comer tres veces menos en el caso de España y casi cuatro veces menos en el caso de Estados Unidos. No será sencillo, pues como ya se ha comentado existe todo un lobby que se defenderá con uñas y dientes. Pero, y dado de que se trata de decisiones individuales y no colectivas, este texto tiene fe en que hay posibilidades de que nuestro mundo de alguna forma cambie.

Fuentes:

NASA. (2017, enero 3). Global Climate Change: Vital signs of the planet, desde http://climate.nasa.gov/
FAO. (2006). La ganadería amenaza el medio ambiente: es necesario encontrar soluciones urgentes. Sala de prensa de FAO.
SPRIM. (2016). Gestión de la crisis IARC-OMS (documento filtrado), desde https://awp.lu/data/filtrala/25/sprim.pdf
Mills, M. (2014). La anatomía comparada de los animales (en relación al tipo de alimentación), desde http://web.archive.org/web/20141026144330/http://www.uva.org.ar/anatomiacomparada.html
RespuestasVeganas. (2006). ‘Los humanos tienen colmillos, por lo tanto, deben comer carne’, desde http://www.respuestasveganas.org/2006/08/argumento-hechos-para-comer-carne_3318.html
Onmeda. (2015). Proteína: necesidades diarias, desde http://www.onmeda.es/nutrientes/proteina-necesidades-diarias-3799-3.html
AECOSAN. (2011). Consumo de alimentos proteicos en España. Revista de 2011.
OMS (2003). Rapport d’experts OMS sur l’alimentation, la nutrition et la prévention des maladies chroniques. Centro de prensa de la OMS.
Campbell (2014). El consumo de alimentos de origen animal aumenta el riesgo de enfermedad. Entrevista realizada por RT.
FAO (2006). Las repercusiones del ganado en el medio ambiente. Sala de prensa de FAO.
EsMateria (2012). Un equipo español halla en África los restos de un niño con anemia que vivió hace 1.5 millones de años, el caso más antiguo que se conoce, desde http://esmateria.com/2012/10/03/comer-carne-nos-hizo-humanos/

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