#El Señor D. Eduardo de Poniente y Bribón estaba henchido de júbilo y contenía las lágrimas de alegría. Había sufrido toda una vida de tormento por el exilio al que le había sometido su familia a raiz de los actos de su padre, pero esa carta lo cambiaba todo.
[quote]Estimado muy señor Eduardo de Poniente y Bribón
Le escribo en nombre de D. Diego, su tío, quien se encuentra profundamente enfermo. En tiempo reciente, D. Diego ha recibido noticia de excelentes hechos dispersos que tienen una sola cosa en común, su papel en ello.
Mentír sería decir que D. Diego le tiene aprecio alguno a usted y a su hermano, que tanto daño le causaron, pero sus actos y la recomendación de D. Florentino ha imposibitado justificar mantener esta situación por mas tiempo.
Por la presente le informo que ha sido retirado su exilio y su familia puede volver a considerarse parte nuclear de la genealogía de Poniente, familia de Bribón. Le adjunto copia de los originales que así lo certifican.
...[/quote]
Con ello, D. Eduardo hizo lo que ya se esperaba de él. Ni dos días después movilizó a un pequeño contingente de Durazno y se plantó en la sede de Bajamar, donde hizo valer su derecho de sangre y propiedad al Condado.
Nadie levantó a un dedo para evitarlo, ni debía. Eduardo se había ganado a aquella gente y la nobleza local comía de su mano.
Eduardo estaba satisfecho. Todo en los últimos meses le había salido muy bien. Quien sabe hasta donde podría llegar. Por primera vez en su vida sintió la ambición bribona de la que tanto le habían hablado. Pronto se sabría de él en toda Polesia.
#En los primeros días desde su nombramiento, D. Eduardo de Bribón, Conde de Bajamar movilizó a hombres leales para convencer o "reemplazar" a varios justicias locales y funcionarios de la justicia de Bajamar, que siguieron la siguiente orden secreta de manos de un hombre de confianza del Conde.
[quote]Será necesario que los justicias mayores y menores de Bajamar empiecen a tener de repente mucha carga de trabajo. De repente no tendrán tiempo para resolver todos los problemas. Se volcarán mucho en su función de cara a resolver los conflictos rurales y, por casualidad, no tendrán tiempo de resolver las causas contra los trideidarios a razón de su herejía.
Esto tendrá que ocurrir, y si algun justicia se niega, no será sorpresa que tenga algun accidente o desaparezca algún familiar suyo. Eso dicen, al menos, en las tabernas. Qué sabre yo, un pobre sirviente de Bajamar.
También ha ocurrido que el antiguo cigüeño menor de Bajamar se ha escapado de su celda, con todo lo que D. Eduardo ha hecho al llegar, se traspapelaron según que cosas y el hombre se escapó. Una pena. Una orden de captura ya se ha publicado, pero por casualidad la orden no se ha llevado a los pueblos y ciudades y nadie le está buscando. Eso se dice en las tabernas, al menos.[/quote]
#Llegando a Bajamar desde Puerto Real, Florentino aún estaba recuperandose del impacto de los sucesos de la elección real. Eduardo, pensativo, apenas había hablado durante el trayecto.
+ ¿Era realmente necesario todo eso? dijo el Joven Alcalde de Pol, Florentino. ¿Todo ese espectáctulo sobre maltratar el cadaver del Rey Traidor? ¿No escuchaste al Cigüeño Mayor?
- «"Era necesario, sí.» Dijo, tajante, Eduardo. «Nunca tuve la idea de atacar el cadáver, aunque no me hubiera importado. Lo importante es que aprendimos una valiosa lección: que los supuestos reformados hijos del traidor no son sino exactamente igual que su padre, traidores al reino. Les hemos obligado a mantener su odio en privado, y el nuevo rey les obligará a mantener su herejía en privado, si es que tiene agallas. Su único recurso es ya la guerra, pues han declarado ser enemigos de la corona»
+ «¿qué hay del perdón, no dice la Tridei...?»
- «Tales actos no merecen perdón. En un mundo mejor su estirpe hubiera sido exiliada fuera del reino o al menos relegada de cualquier función pública. Los cerdos no han de mandar, diga lo que digan los cigueños»
+ «¿Y ahora?»
- «el censo»
+ ¿qué? dijo riendo Florentino, sin entender nada
- «Para prepararnos para la guerra hemos de saber con quien contamos. Censaremos a nuestra población y les prepararemos para la guerra. Armaremos a los soldados y reforzaremos los fuertes o construiremos nuevos. Si no hay guerra, al menos estaremos preparados. Pero la habrá. Es la naturaleza humana. Tú, que eres de letras, podrías encargar la preparación de un atlas, como el que publicara la Casa de Estuario hace un tiempo. Conocer el territorio es indispensable para controlarlo»
#[b]A Bajamar llegó una misiva con el sello del Rey dirigida a D. Eduardo de Poniente y Bribón, Conde de Bajamar:[/b]
[quote]A la atención del Conde de Bajamar:
Apreciado Eduardo, debéis saber que siguiendo el ejemplo de vuestro ilustre antepasado, SM Carlos de Poniente y Bribón, he creado el Consejo Privado del Rey para que me asesore en los menesteres de gobierno. Que conociendo vuestras habilidades por los bajos fondos de nuestro Reyno he pensado en vuestra persona para ostentar el cargo de Lord Consejero de los Rumores. Como tal, vuestras tareas consistirán en recolectar información de importancia para Nos y Nuestro consejo.
Vuestra posición es de magna importancia en nuestra voluntad compartida de purificar el Reyno de movimientos heréticos. La Casa Real bien os pagará y la Corona quedará agradecida por vuestros servicios.
Confío en recibir pronto una respuesta favorable.[url=https://hieloyfuego.fandom.com/wiki/Siete_Reinos][/url][/quote]
Será un honor servir a la Corona poner mis talentos y experiencia al servicio del Reino. Me trasladaré a la Corte tan pronto me sea posible
El Conde de Bajamar[/quote]
Tras escribir esa escueta misiva, D. Eduardo dio a su esposa instrucciones de gobierno, a cuyo consejo dispuso al veterano D. Emilio de Horse, quien fuera castellano de Durazno en los tiempos del Ducado de Bahía. A ellos dio las instrucciones de seguir en el Condado con los empeños que él había trabajado recientemente. Escribió entonces una breve misiva a Florentino dandole cuenta de la situación.
Y marchó a la Corte con escasa compañía y nulo boato, sin saber cuando volvería a la tierra de sus padres y con la vista puesta en la huidiza restitución del poder de Bahía.
#Puesto a cargo de la preparación de la organización militar de Bajamar, el veterano castellano D. Emilio de Poniente y Horse se puso en marcha a la frontera sureste del Condado, al antiguo y muy desatendido castillo de La Marcia, llamado así por el pantano a su alrededor, que lo hacía inexpugnable por tres de sus lados, siendo solo atacable de frente.
El castillo estaba en un estado bastante lamentable, pero los muros en sí mismos estaban en perfecto estado. El cercano pueblo de La Marcia, plenamente dedicado al cuidado de la tierra y comercio de productos rurales, vio llegar al significativo contingente que trajo el castellano consigo. En lo siguientes días, los soldados se dedicarían a restablecer las defensas de la fortaleza. El Castellano y la familia del Conde establecerían relaciones con la gente del lugar, ganandose la confianza y las mercedes de los pocos burgueses que hubiera en la zona.
Escribió también a Florentino, para pedirle la ayuda que el Conde requería de él en ese castillo. Con tantas agencias en movimiento, no dudaba el Castellano que la fortaleza estaría pronto plenamente operativa para defender la región.
