Preséntome antes que nada. Mi nombre es Ilirio Fredonia y soy profesor de teología en la Universidad de Noringa, mi ciudad.
Le escribo estas líneas para compartirle unas reflexiones mías, pues mucho tiempo ha que llevo pensando largo y tendido sobre la naturaleza del Kyrie y sus seguidores. Al hacerle participe de estas reflexiones, siendo usted un hombre sabio donde los haya, aspiro a poder contribuir a la regeneración de la Iglesia, que opino es urgente y necesaria después de tantas décadas de influencia kyrista entre nuestras gentes.
Me preocupa seriamente que el retorno de nuestra Iglesia a Polesia no haya comportado una reforma de sus actitudes y de sus ritos hacía una gran parte de la población que durante décadas abrazo la senda del kyrisimo. Los últimos acontecimientos en la corte me han hecho reflexionar sobre el injustificado protagonismo que ha recibido el Kyrie. El Kyrie sólo existe como concepto las escrituras sagradas de la religiones trideidaria y kidemonita, ergo sus seguidores no son más que trideidarios descarriados, por mucho que ellos insistan en ser algo distinto. No es posible abrazar la engañosa naturaleza del Kyrie sin aceptar antes la existencia de la Trideidad, puesto que el Kyrie no existe fuera de ella. Uno elige el camino del Kyrie conscientemente al rechazar el camino de la Trideidad. Por esa razón me parece que la política religiosa de SM el Rey es peligrosa, pues dota al kyrismo del estatus de credo religioso apartado de la Trideidad, como práctica herética, y al hacerlo, opino se está cometiendo un grave pecado, que no es otro que el de empoderar al Mal. La Iglesia parece ser participe de este pecado, apreciado Cigüeño.
Por otra lado, en relación con la naturaleza trideidaria de los kyristas, opino que la Iglesia debe abrazar y aceptar a los kyristas como lo que son, pues también son hijos de la Trideidad y sus actos, por muy reprobables que nos parezcan, son guiados por la propia Trideidad, como lo son todas las cosas. Témome que durante mucho tiempo hemos abusado de nuestra influencia para imponer nuestra propia moral entre nuestros creyentes e institucionalizar la relación con sus deidades. Muchos kyristas, esto es trideidarios descarriados, han cometido maldades, empero, ¿quiénes somos nosotros para juzgarles, Cigüeño? ¿Acaso un kyrista no puede, con la asistencia de las Trideidad, acabar tomando la senda de la bondad? ¿Y quiénes somos nosotros, meros humanos, para sustituir a la Trideidad en esta magna tarea de juzgar a nuestros iguales? Espero que esté usted de acuerdo conmigo cuando digo que la relación entre el hombre y la Trideidad es exclusivamente personal, y que por ello la Iglesia no tiene, ni debería tener ningún tipo de influencia sobre los gestos y las actitudes que un creyente debe seguir a lo largo de su vida para alcanzar la Transcendencia. Tengo la extraña sensación de que durante décadas la Iglesia se ha excedido en su cometido terrenal que no es otro que el de propagar la palabra de la Trideidad.
El otro día, en medio de una terrible tormenta en Noringa, una panda de borrachos me ofreció compartir su improvisado refugio. Estos descarriados, tan desagradables para mí, optaron guiados por la Trideidad por compartir su refugio conmigo, pese a sus constantes desviaciones morales y su manifiesta debilidad ante los placeres bajos de la vida. Y ello me lleva a preguntarle, apreciado, si acaso un hermano que vive su vida con gran ordinariez y que sucumbe regularmente a los más bajos placeres de su existencia no puede, por muy paradójico que parezca, repartir el bien con sus acciones. En otras palabras, ¿acaso no es posible que la senda del Kyrie nos lleve, también, al Bien y a la Transcendencia? Muchos hombres necesitan satisfacer sus debilidades para alcanzar la felicidad, y esa misma felicidad es la que les empuja más tarde a actuar bondadosamente. Pero nuestras Iglesia censura ese camino y lo condena.
En conclusión, apreciado amigo, no puedo más que opinar que el Kyrie es una manifestación única de la Trideidad y que aquellos que caen en su camino merecen no menos que nuestra bondad y nuestra paciencia, pues ellos serán juzgados, como nosotros, por la Trideidad. Debe ser tarea de la Iglesia en la Tierra reunir a los fieles en comunidad y enseñarles la Sagrada Teología, empero cuando esta juzga y reniega de sus hijos descarriados, esta traspasa sus tareas y sucumbe al pecado.
Espero que estas líneas le inviten a la reflexión. Espero con ganas vuestra respuesta.
Se despide este humilde servidor de la Trideidad,
D. Ilario Fredonia
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. @Chiribito
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He leído con detenimiento vuestras reflexiones pero en ellas hay errores, no sé si fruto del desconocimiento, o de informaciones y textos heréticos.
Decís que quien es la Iglesia de la Trideidad para juzgar y condenar, pero ¿Cuándo ha juzgado y condenado y a quién? Por otro lado, decís que la Iglesia comete un grave pecado. ¿Cómo os erigís vos mismo en juez de la Iglesia de la Trideidad?, ¿Acaso sois más que la misma Trideidad?
Sin embargo también hay afirmaciones ciertas, pues creer en el Kyrie implica creer en la Trideidad. Cierto es también que ninguna persona es plenamente mala, del mismo que nadie es plenamente bueno, pues la maldad total corresponde al Kyrie, así como la santidad a la Trideidad.
Sois profesor de teología y por tanto os compete enseñar, pero con verdadero conocimiento. A continuación trataré de detallaros claramente todas estas cuestiones que planteáis.
Todo es creación de la Trideidad (ST 1, 1-5), ergo cualquier persona siga a quien siga o crea lo que crea es creatura de la Trideidad pese a si mismo. Fuimos creados por amor, y nuestra meta es alcanzar la trascendencia junto a nuestro creador, pero somos libres para tomar esta vía o la contraria, la que nos aleja de la Trideidad. (ST 1, 9). En este camino, guiando las acciones de nuestra vida, nos vemos influenciados por la acción del Cigüeño Viejo, quien nos orienta y corrige, haciendo ver en nuestro interior aquello que está bien y aquello que está mal (ST 1, 7), (ST 3, Salmo 1). Nuestras acciones deben guiarse por la búsqueda del bien común (ST 2, 4-9), (ST 3, Salmo 3).
Cada vez que no buscamos el bien de los demás, sino nuestro beneficio personal y egoísta a costa de los demás, o incluso causándoles perjuicio, estamos actuando contrariamente al mandato de amor de la Trideidad, y son estas acciones las que nos juzgan ante la Trideidad (ST 2,9).
Es a la Trideidad a quien corresponde todo juicio (ST 4, Profecía 2ª). Este juicio supone la sentencia final tras ser reclamados, momento en el que ante la Trideidad se presentan todas nuestras acciones, pensamientos y deseos, buenos y malos, pues de ambas clases tenemos todos. Suyo es el juicio.
La Trideidad, creadora de todo cuando existe, es amor en estado puro. El Kyrie es el espíritu del mal que rechaza ese amor, es odio en estado puro, que pugna por las almas de la creación para atraerlas hacia sí, alejándolas de la Trideidad y haciendo que estas, por sus actos, lleguen a condenarse una vida eterna llena de odio y maldad en la cual el alma jamás podrá encontrar descanso. Esto es el Tranaslada, y aquí se ven amarrados quienes por sus actos rechazan a la Trideidad y la vida de amor y plenitud que supone la Trascendencia.
La labor de la Iglesia de la Trideidad es ayudar a todas las creaturas, especialmente a las más descarriadas, a encontrar el camino que conduce a la Trascendencia, evitando su eterna condenación. En esta labor, la iglesia es guiada por el Cigüeño Viejo, orientando toda acción. Hay documentados casos de conversión, como por ejemplo el de Kendel, Barón de Isla, quien condenado por la justicia civil pasó sus últimos años encarcelado en una cárcel trideidaria, más sin embargo, dicho encarcelamiento supuso su liberación, pues ahí alcanzó la conversión y pudo purgar sus pecados y purificar su alma, abrazando a la Trideidad y gozando de la Trascendencia.
Mientras hay vida hay esperanza y posibilidad de conversión y abrazo de la fe que nos lleva a la vida plena, más si en en vida no tomamos este camino, lo que pase después de la reclamación ya es designio de la Trideidad, pues como he dicho suyo es el juicio y suyos los tiempos.
Os recomendamos leer la Encíclica Sequantur Trideidarium del Cigüeño Mayor Chiribito I
#[OffRol] El que fue encarcelado. Y según las malas lenguas, pues no hay prueba de ello, convertido al trienarismo fue el.abuelo del actual Barón Bradduk no Kendel que fue su padre.
#[quote=bradduk] [OffRol] El que fue encarcelado. Y según las malas lenguas, pues no hay prueba de ello, convertido al trienarismo fue el.abuelo del actual Barón Bradduk no Kendel que fue su padre. [/quote]
[OffRol] Fue Kendel de Kyrie. Aquí te dejo el mensaje más divertido de aquel juicio jeje
Sí es abuelo o bisabuelo ya me pierdo. Se suponía que Bradduk era hijo de Kendel, y tú debes ser Bradduk hijo de Bradduk, nieto de Kendel supongo ...
Kendel se convirtió al Trideidarismo y por ello fue enterrado en la cripta de la basílica de la Trideidad. Su hijo Bradduk estuvo poniendo velas en su tumba, para luego acudir entisuastamente a saltar sobre la tumba del Duque de Miramar :troll:
#D. Ilario recibió la respuesta del Cigüeño y se retiró a meditar durante unos días, tras los cuáles mandó una nueva misiva:
[quote]Apreciado Adso:
Le agradezco mucho su detallada respuesta, mas témome que Su Santidad no ha deseado realizar el proceso de reflexión al cuál le invitaba y se ha limitado a citar pasajes de la Sagrada Teología, que bien conocemos. Identifico esta actitud como uno de los problemas vigentes de nuestra Iglesia, apreciado Cigüeño, puesto que ante las preguntas espirituales de este y otros fieles ocurre que la Iglesia se limita a leccionar con la Sagrada Teología.
Son muchas las referencias que habéis compartido con un servidor, así que si me lo permitís, responderé a aquellas que creo conciernen el asunto que quise traer ante vos en mi anterior misiva. Para mayor claridad, os los recuerdo: la relación entre la Trideidad y el creyente y el papel del Kyrie en nuestro credo.
No dudo de que la Trideidad es la madre de todas las creaturas y de que el juicio es únicamente suyo. Por eso no deja de extrañarme que la función de la Iglesia de la Trideidad sea, según vuestras mismas palabras, las de guiar a los creyentes por el camino que conduce a la Trasncendencia. Precisamente porqué el juicio corresponde únicamente a la Trideidad, se me antoja difícil entender las razones que motivan a la Iglesia a señalar un camino como el único posible hacía la Trasncendencia. Esta es la razón por la que hago hincapie, desde el absoluto respeto hacía usted, en el valor de la relación entre la Trideidad y sus creaturas, que es de naturaleza privada.
Cualquier persona que acepte que la relación entre las Divinidades y sus creaturas es de naturaleza privada, debe entonces aceptar que la Iglesia ha procedido en los últimos siglos a institucionalizar esa relación transgrediendo su carácter privado en aras a su propio beneficio, puesto que al hacerlo la Iglesia no hecho más que ganar en poder e influencia. La Trideidad nos crea y nos guía por caminos desconocidos y completamente diferentes. Me viene a la cabeza ST 1, 7. Nosotros, creaturas de la Trideidad, no podemos huir de nuestro destino. En ST 1, 9 se reconoce la posibilidad de que una creatura opte por un camino contrario a la luz. Puede entenderse pues que optar por un camino distinto es nuestro destino, ergo voluntad de la Trideidad y, en definitiva, tan admirable y venerable como el camino que nos lleva a la luz. Sea cual sea el camino que la Divinidad nos otorga todos acabamos ante ella para ser juzgados. Si el destino de una creatura es el de ir por el camino contrario al de la luz, cumpliendo así su destino, ¿no es posible afirmar que existe un camino divino, oscuro y difícil, que la Iglesia se niega en reconocer? La Iglesia nos llama a rechazar el camino del Kyrie, pero la Trideidad sigue mandando a muchos hermanos por esa senda.
¿Esos descarriados están actuando conforme a la voluntad de la Trideidad o se están oponiendo a ella? Yo opino, apreciado amigo, que no existe para nosotros, simples creaturas de la Trideidad, la capacidad de elegir el camino que queremos seguir, y que, por lo tanto, cualquiera de ellos es correcto y misericordioso, puesto que es la voluntad de la Trideidad que lo sigamos. Un kyrista, por usar la terminología popular, no se opone a la Trideidad, más bien al contrario opino yo, la abraza en una forma alternativa, una que ha sido denigrada por la institución de la Iglesia.
Entonces me reitero en mi idea anterior, apreciado Cigüeño. Si la Trinidad invita a muchos de nuestros hermanos a caminar el camino que nuestra iglesia considera el camino del mal, no es justo preguntarse si este es verdaderamente el camino del mal. ¿Acaso no existe la posibilidad, apreciado amigo, de qué, en su ambición por monopolizar la relación entre la Trideidad y sus creaturas, la Iglesia había cometido una burda simplificación de la naturaleza del Kyrie? Por ello se me antoja necesario que la Iglesia aborde cuál es la verdadera naturaleza del Kyrie.
Abra los ojos, apreciado amigo, y acepte mi humilde invitación a reformar la Iglesia, pues los tiempos actuales así lo demandan.
Vuestra meditación es profunda y reflexiva, pero en ella comete graves errores que solo habíamos visto en otra persona en el pasado; Lilo, hijo del viejo duque de Miramar, habido fuera del matrimonio, y padre de Eltomash I de Oriente, el rey Kyrista que tantos trideidarios ajustició.
Vuestro primer error es menospreciar nuestra respuesta diciendo
[quote][color=#888888][size=4][font=Arial, Helvetica, sans-serif][i]... se ha limitado a citar pasajes de la Sagrada Teología, que bien conocemos. Identifico esta actitud como uno de los problemas vigentes de nuestra Iglesia ...[/i][/font][/size][/color][/quote]
lo cual supone menospreciar la Sagrada Teología.
Sabed que la Sagrada Teología no es palabra humana, sino palabra revelada por la misma Trideidad. Ella nos ha hablado y ese es su mensaje. Esa palabra es el camino que ha de regir nuestra vida, luego la respuesta que dé la Iglesia de la Trideidad no puede ir por ningún otro lado distinto al de su palabra, la cual sentimos mucho que usted tenga en tan bajo aprecio, pero que sin embargo es síntoma del estado de su fe.
Efectivamente ST 1, 7 nos dice que no podemos huir de nuestro destino, pero confunde cual es ese destino. Lea el versículo completo. Si nuestro destino estuviese prefijado de antemano como decís, no haría falta que el Cigüeño Viejo nos corrigiese de ninguna manera, pues cualquier camino llevaría donde sea que hubiese de llevar, pero las cosas no son así, y la acción del Cigüeño Viejo es sagrada y real. De igual modo, si como dice no tendríamos opción para elegir el camino, estaría usted afirmando que la Trideidad es mentirosa y falsa al decirnos que tenemos libertad.
[quote][size=2][font=Arial, Helvetica, sans-serif]7) Tienes libertad, pero no puedes huir del destino al que estás llamado. El Sigüeño Viejo vela por ello, y por eso serás corregido cuantas veces te desvíes de tu camino.[/font][/size][/quote]
Tenemos libertad, por tanto podemos optar por el camino del bien y hacer el bien a los demás, o al contrario podemos optar por el camino del mal y hacer el mal a los demás, pero no podemos olvidar ST 2, 6-9
[quote]6) No desees ni hagas mal a nadie, pues el sigüeño viejo lo ve todo, y ese mal deseo se volverá contra ti.
7) Busca siempre el bien. El bien de los demás será tu bien. Tus acciones y tus palabras nos serán gratas si con ellas buscas el bien común.
8) Ama a todos; a tus amigos y a tus enemigos. Así tu mérito será grande.
9) No robes, no mates, no agredas, no insultes. Estas acciones hablan en tu contra y por la misma escala serás juzgado.[/quote]
Efectivamente tenemos un destino, pero ese destino es comparecer ante el tribunal de la gracia para someternos al juicio divino donde se nos examina del bien o el mal que hicimos a los demás. La voluntad de la Trideidad es que todas sus creaturas trasciendan, y a eso nos llama, más si nos obstinamos y nos negamos a aceptarla, nosotros mismos nos condenamos al tranaslada por nuestros actos.
Las obras de la Trideidad son obras de amor, mientras que las del Kyrie son obras de odio. Ambos tipos de obras son contrarias. Quien lleva a cabo obras de odio no puede decir que esta siguiendo a la Trideidad, pues sus mandatos son de amor, no de odio. Revise de nuevo ST 2, 6-9.
Otro error que comete es decir que la relación entre la Trideidad y sus creaturas es privada dandolo a entender en exclusiva.
La relación entre la Trideidad y sus creaturas no es privada, sino personal, pero no solo personal, si no también comunitaria.
Es personal puesto que nadie puede creer ni andar el camino por otros. Cada uno ha de creer personalmente en la Trideidad y andar su propio camino. Pero es comunitaria también, puesto que se trata de una relación de amor entre la divinidad y cada una de sus creaturas, mandándonos hacer el bien a los demás, luego no podemos prescindir de los demás; es en relación con los demás como vamos andando y profundizando nuestro camino de crecimiento personal. Si no nos damos a los demás, si no ayudamos, si no servimos a los otros, no avanzamos, estamos en el mismo punto.
Si hacemos el mal a los demás y los perjudicamos de cualquier modo, no solo no avanzamos sino que nos hundimos nosotros mismo en el pozo del odio que generan nuestras acciones, abriendo cada vez más la puerta al Kyrie y alejándonos de la luz a la que estábamos llamados.
El Kyrie, una vez que agarra a sus presas es difícil que las suelte si estas no hacen un verdadero acto de fe, de arrepentimiento y piden la gracia de la Trideidad para que el Cigüeño Viejo los devuelva al camino de la luz, el camino que lleva a la sanación del alma, al perdón de las ofensas y a la acción positiva y fraternal a sus semejantes.
En ST 3, 1 La Trideidad misma nos muestra que hacer cuando las sombras del kyrie nos envuelven.
[quote][color=#111111][size=2][font=Arial, Helvetica, sans-serif]1- Salmo de la luz[/font][/size][/color]
[color=#111111][size=2][font=Arial, Helvetica, sans-serif]La negrura me envuelve, no sé qué hacer,[/font][/size][/color]
[color=#111111][size=2][font=Arial, Helvetica, sans-serif]Nada tiene un orden, no puedo ver.[/font][/size][/color]
[color=#111111][size=2][font=Arial, Helvetica, sans-serif]¿Quién me asistirá en esta aciaga hora?,[/font][/size][/color]
[color=#111111][size=2][font=Arial, Helvetica, sans-serif]¿Quién me librará de la oscuridad?[/font][/size][/color]
[color=#111111][size=2][font=Arial, Helvetica, sans-serif]Me acordaré de ti en esta hora;[/font][/size][/color]
[color=#111111][size=2][font=Arial, Helvetica, sans-serif]Me guiará la luz de la trideidad.[/font][/size][/color]
[color=#111111][size=2][font=Arial, Helvetica, sans-serif]Lejos quedarán mis miedos, atrás mi duda.[/font][/size][/color]
[size=2][font=Arial, Helvetica, sans-serif]Con tu luz mi senda será segura.[/font][/size][/quote]
Debemos acordarnos de la Trideidad y pedirla que nos ilumine y nos guíe por la senda segura, la del bien a los demás, apartando las obras del Kyrie.
La Iglesia de siempre debe basarse en la palabra de la Trideidad pues es palabra divina y estable. Lo que es inestable son los tiempos humanos. Unas veces hay mayor fervor religioso y otras veces menos. Pretender que la Iglesia se acomode a los tiempos humanos es querer poner la Trideidad al servicio de los humanos, lo cual implica tomar el lugar de creadores, tomando a la Trideidad como creatura que ha de satisfacer nuestras apetencias momentáneas, lo cual sería un pecado grave, pues no podemos erigirnos en creadores siendo creaturas.
Con los vaivenes humanos ya vivimos un gran período de profunda fe religiosa con los reyes antiguos, una etapa de persecución y muerte con el rey kyrista, y un tímido resurgimiento en esta nueva etapa.
Los tiempos humanos son inestables y cambiantes. La Trideidad es eterna e inmutable.
Muchas gracias por vuestras respuestas y vuestro tiempo. Lamentablemente, parece que no podemos alcanzar ningún tipo de consenso, por lo que considero que esta conversación no tiene mayor recorrido.
Con gusto estaré encantado de discutir con usted en Noringa, si las Divinidades lo traen por aquí en alguna ocasión.
Don Ilario no era el único trideidario que se había interesado por la figura del Kyrie. Muchos fieles se habían hecho muchas preguntas a lo largo de los tiempos oscuros, cuando el kyrismo alcanzó la supremacía espiritual en Polesia. Cuando se percataron de que la Sagrada Teología no les ofrecía respuestas convincentes, estos trideidarios se buscaron los unos a los otros en busca de respuestas. Primero, se tanteaban con cautela ante el riesgo de ser declarados herejes, luego, formaban una hermandad espiritual que les ofrecía enorme confort. Noringa había sido uno de esos sitios dónde estas hermandades de trideidarios escépticos creció significativamente. Ahí es dónde la figura de D. Ilario ganaba relevancia. Él era el líder de este grupúsculo herético.
La finalidad de la epístola mandada a los Cigüeños no era otra que buscar, por última vez, una respuesta convincente en la Iglesia de la Trideidad. De nuevo, los trideidarios renegados no encontraron lo que buscaban. Se toparon con las mismas respuestas de siempre y ese miedo endémico de la Iglesia hacía el Kyrie. Después de intercambiar cartas por el Cigüeño, D. Iliario las compartió con sus allegados. La opinión de todos los presentes, reunidos a la luz de las velas, era unánime: había que partir con la Iglesia de la Trideidad. Sus caras expresaban determinación. En algún rostro caían las lágrimas. No era una decisión fácil. No había ningún sentimiento de enemistad hacía la Iglesia, empero esta no podía ofrecerles respuesta a sus necesidades espirituales.
Ese día, lluvioso 19 de octubre de 459 dC, se constituyó oficialmente la [b]Hermandad de los Encadenados[/b]. De ella no podía hablar nadie, sus miembros debían mantenerse en el absoluto anonimato y jurarse absoluta lealtad. Con los tiempos que corrían, los encadenados no podían arriesgarse a ser declarados herejes. Eso conllevaría a su persecución.