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[Miramar] Invitación a Su Majestad, Alester I, a visitar Miramar[i]Palacio Ducal, en la Ciudad del Mar, capital del Ducado de Miramar[/i]El Duque acaba de volver a casa desde el Condado de Bajamar y de la Coronación de su hijastro, Alester I de Fredonia. Cuando llega y transmite la buena nueva a sus hidalgos, burgueses y gentilhombres, se produce un efusivo aplauso, aunque el Rey esté ausente. Un gentilhombre exclama: [i]Su Excelencia, buenas nuevas son esas, un Rey joven, culto y trideidario, sin duda es una bendición de la Sagrada Cigüeña.[/i] Duque Eltomash: [i]Así es. Hemos sido bendecidos por la Trideidad. Amigos, gentilhombres del departamento de economía y hacienda del Ducado, ¿cómo van los ingresos en nuestras arcas?[/i] Gentilhombre jefe de economía: [i]Su Excelencia, el Ducado es más próspero que nunca. Se han descubierto nuevas vetas de oro en las minas, además de que nuestros ingenieros de la UM son capaces de crear nuevas armas: balletas autorecargables; nuestros astilleros producen navíos para medio Reyno, y las riquezas que se trajeron de los piratas de Isla cuando estuvieron allí han llenado nuestras arcas. Disponemos de mucho dinero.[/i] Duque Eltomash: [i] Bien, no descuiden el quinto real, se lo pido por favor. Cargad el envío de oro al Maestrazgo Real de víveres, pieles y de un pequeño arsenal de esas nuevas armas que fabricamos. Mandad un emisario que transmita al Rey lo mucho que le amamos en Miramar y una invitación al Ducado, para que conozca sus vastas extensiones y a sus amables y locos por él y lo que representa.[/i] Y el gentilhombre de cámara preparó el envío: Foto del emisario: [img]https://saxdigital.com/wp-content/uploads/2019/10/Paje-Real-Sax-1.jpg[/img] |
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| #[em]Su Majestad Real recibió al emisario en su despacho, en el Palacio Real del Maestrazgo, rodeado de papeles y libros. Un Rey culto que gobernaba con conocimiento. El emisario le comunicó a Su Majestad como le querían las gentes de Miramar y le trasladó una oferta del Duque para visitar sus tierras. Alester I agradeció con un gesto afable al emisario y terminó el encuentro. El Rey era un hombre ocupado y el Reyno le exigía todo su tiempo.[/em] |
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