Tras un cansado viaje en carreta hasta el norte de Norita, donde embarcó para las Tierras del Norte, el Cigüeño Mayor llegó finalmente a Neck, donde nuevamente tomó otra carreta que lo llevaría a la Cigüeñería Territorial de Tierras del Norte, donde lo aguardaba Halbert, el Cigüeño Territorial de allí, y el único de los cigüeños territoriales que quedaban pues tras la prohibición de las religiones y el asesinato de los anteriores, no se había vuelto a a nombrar a ninguno más.
De camino, Adso miraba por la ventana del carruaje y veía como la gente hacía sus vidas. Veía personas paseando, otras comerciando en diversos puestos de un mercadillo, niños correteando, ... Aquello era muy diferente a la actual Polesia donde todo era inseguridad y caos. Sintió añoranza de los tiempos pasados.
"¡Que buen reino sería Tierras del Norte, si tuviera rey!" pensó para sus adentros. Pero Tierras del norte era un territorio pequeño y muy expuesto a los ataques bárbaros, por eso siempre había sido un territorio vasallo de Polesia, buscando protección.
Adso tenía sentimientos econtrados. Estaba lejos de su casa y sabía que probablemente nunca volviese a ese imperio del mal, pues era muy difícil augurar los tiempos de la Trideidad. Por otro lado, se sentía feliz y aliviado de poder vivir sin esconderse, practicando su religión, en una tierra libre, dominada por la ley y el orden, donde había estabilidad y buen gobierno.
Y estando en estas cavilaciones, por fin llegó a la cigüeñería.
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#[i]Después de haber leído la carta y haber escuchado las palabras del Cigüeño Mayor, el señor de Baronburg se dirigió a los allí presentes.[/i]
— Entiendo vuestro enfado, apreciado Adso. Y comparto la urgencia del Rey de mostrar gestos que hagan creíbles sus promesas. Mas vos debéis estar dispuestos a realizar esos mismos gestos, para que el Rey confíe en vuestras intenciones. Así pues, os urjo a deponer vuestras armas como gesto de paz —exclamó el Señor, mirando al rebelde @jairo— y entonces informaré al Rey de vuestro honroso gesto y compromiso con la paz.
— En cuanto a los feudos trideidarios, demandaré al Rey que disponga todo lo necesario para garantizar la libertad de Fe. Y entonces vuestro representante abrirá en La Ribera una Cigüeñería Territorial protegido por los hombre de mi Noble Casa. Y si el Rey no lo aceptara, cegado por su orgullo, entonces si que habré perdido la fe en la posibilidad de ganar la paz — concluyó el Señor, con voz seria.
#Luego de escuchar la respuesta del Rey, el Duque Jairo II, visiblemente inconforme, prosigue a responder de la siguiente manera:
- Creo que Su Majestad no esta al tanto de la realidad... por un lado solo habla palabras vacias y superficiales sin prometer o dar hechos concretos y por el otro pretende obligar la obediencia solo porque si... no puede el rey pretender que vuelva a Polesia ni mucho menos obligarme a ser su vasallo ya que Nubolandia siempre fue independiente, no esta dentro del territorio de Polesia ni fue nunca parte de el, mis antepasados fueron vasallos de los reyes de Polesia por voluntad propia y solo asi puede ser... lo unico que ha hecho posible el vasallaje voluntario de mis dominios han sido los lazos historicos y culturales que nos unen a Polesia pero nada mas, la decision de someterme a la corona Polesa corresponde solo a mi voluntad y no la del Rey y no puede obligarme a ello porque no tiene sustento valido.
Mientras no vea que el Rey nombre mano derecha a vuestra alteza (mirando a @Baron_Noir) y cumpla con volver Baronburgo en un lugar de proteccion y libre culto a los fieles trideidarios, esta espada seguira contra la de Su Majestad y mis soldados seguiran en pie de guerra os lo aseguro, ya que el Rey insiste en amenazarme a mi, mis dominios y lo que represento para los trideidarios. no queremos una guerra que solo nos debilitaria frente a amenazas mas grandes pero las palabras ahi expresadas del rey solo me empujan mucho mas a ella... El Cigüeño Mayor esta bajo mi proteccion por lo tanto tampoco puede obligarle a volver a Polesia, solo Adso tiene esa potestad de decidir si quiere volver o no aunque para que volver a donde no hay un solo sitio de culto y donde la fe seguira siendo perseguida...
#El Duque Vin de Valentia e Iberia , ducado que le ha sido arrebatado, por los caprichos del hombrecillo al que llamáis Rey , opina exactamente de la misma manera que el Duque Jairo
ya que el Rey no tiene ninguna credibilidad y no dispone de nuestra confianza. Es por esto
que aunque ya lo sabe de sobra , todo el ejercito que comanda el Duque D.Vin está alerta
y esperando las ordenes pertinentes para combatir junto al Duque Jairo II.
" Mi espada se alzará junto a la tuya " Le dijo D Vin a el Duque Jairo II
#[i]Una vez escuchados ambos nobles, el Señor de Baronburgo, ya cansado de tanta tozudez y añorante de sus tierras en la Ribera, se levantó bruscamente de su asiento.[/i]
— Apreciados señores, mucho tiempo he dedicado a intermediar entre ustedes para ganar la paz en nuestra Polesia. Mas parece que ninguno de vosotros está dispuesto a ceder para contentar al Rey, ni el Rey parece dispuesto a mostrar gestos que hagan creíbles sus promesas. Yo poco más puedo hacer, mas que trasmitir vuestras palabras al Rey, y viceversa. Estoy cansado y decepcionado — dijo Gerold con gesto serio.
Si vos, estimado @Jairo, deseáis seguir en pie de guerra contra el Rey, que así sea. Os aviso, no obstante, que entonces estáis también en guerra conmigo, pues Su Majestad, pese a sus fallas de carácter, sigue siendo mi Rey. Y a él sirvo con gusto y honra. Constantemente demandáis que el Rey haga gestos hacía vos, pero vos no habéis hecho ningún gesto para con el Rey, ni para conmigo. Así pues solo me queda deciros una cosa, Duque Jairo, y es que seáis fiel a la tradición de vuestros ancestros y juréis lealtad al Rey de Polesia. De lo contrario, estaréis solo ante los bárbaros — amenazó el noble ribereño.
A vos, mi apreciado Adso @Chiribito, solo puedo deciros que marcho hacía Baronburgo. Echo de menos las tierras de la Ribera, sus gentes, su clima y sus vinos. He hecho lo posible por facilitar un acuerdo entre el Rey y el rebelde, mas ninguno de los dos quiere la paz. Que el Kidemonas los salve a ambos y que la Sagrada Sigüeña proteja nuestra Polesia.
Cuando llegue a la Ribera, a Baronburgo, mandaré reconstruir la catedral trideidaria y mandaré a mis hombres garantizar la libertad de Fe en mis territorios. La Trideidad volverá pues a Polesia. El Rey ha expresado su aprobación y en su palabra deseo confiar. Si su palabra resultara ser una mentira, entonces me veré obligado a defender la Fe con mi propia espada, contra mi voluntad. Así pues os invito a mandar a un Cigüeño Territorial a visitarme, pues mucho trabajo tiene por hacer, y muchos fieles por atender — y, al finalizar su discurso, el viejo Gerold se arrodilló y beso la mano del Cigüeño.
De nuevo, os agradezco a ambos vuestra hospitalidad. Mi paciencia se ha agotado. Me marcho.
Que el Kidemonas os salve.
[i]El Señor de Baronburgo se alejó de la mesa y se dispuso a partir seguido de sus consejeros. Tenía por delante un largo viaje...[/i]
#[i]Ya de vuelta a las tierras ribereñas, dónde se hallaba la bella y vieja villa de Baronburgo, el agotado Señor se hallaba rumiando después de días de arduas negociaciones. Sabía que su esfuerzo era necesario para evitar males mayores, pero mucho le apenaba la tozudería de unos y otros. ¿Cómo comerciarán nuestros buques, si hay guerra? ¿Cómo vendimiarán mis campesinos, si hay guerra? ¿Cuántas mujeres llorarán la muerte de sus hijos, si hay guerra? El señor sabía que su figura estaba cargada de sombras y que sus actos eran muchas veces contradictorios. El era un devoto trideidario, pero también un acérrimo realista. Y en esa ambigüedad él buscaba el mayor beneficio para su Casa y sus gentes.[/i]
[i]A todo esto, se dispuso a escribirle un última misiva al Rey sobre el asunto del rebelde Jairo:[/i]
[quote][i]Majestad @eltomash2:
Os escribo de camino a las tierras de la Ribera, a mi querida Baronburgo, después de haber despachado por última vez con el rebelde y el Cigüeño Mayor. El rebelde exige mucho a la Corona, sin darse cuenta que la historia demanda que el os rienda pleitesía, como han hecho todos sus antepasados. A él le he dicho, con firme voz, que si no depone las armas la guerra vendrá a él y que yo seré el primero en defender el Reyno. Os sugiero que le neguéis ningún apoyo en su particular pelea contra los bárbaros.
Respecto al Cigüeño Mayor, al que mucho respeto, debo deciros que entiendo sus reticencias a volver. A él le he dicho que la Trideidad volverá a Polesia, en Baronburgo. Os sugiero que respetéis la palabra dada y permitáis que la gente crea libremente en mis tierras. Con el tiempo, y si no hay incidentes, no me cabe duda alguna de que el Cigüeño volverá. Yo he decidido que voy correr mi propio riesgo y celebrar mi Fe, pues confío en vuestra palabra.
Y a vos, mi Rey, os digo que abandonéis el camino de la confrontación. Hace tiempo os prometí seros siempre honesto. Vuestro empeño en perseguir a la Fe trideidaria ha puesto a muchos nobles en vuestra contra. Yo mismo sufro grandes contradicciones personales al serviros mientras perseguís a los míos. No me parece una decisión sabia. Mucho me temo que si seguís por ese camino vuestro reinado se verá amenazado y la Corona será atacada.
Creo haberos servido bien. Es vuestra decisión Mano vuestra nombrarme. Sé que tanto el rebelde como la Trideidad mucho apreciarían ese gesto. Si así lo deseáis, yo os serviré con gusto.
Me despido pues el cansancio me demanda descansar y muy largo es el camino.
Cuando a las tierras ribereñas llegué, y si la libertad de culto vos respetáis, os invitaré con mucha honra para celebrarlo con unos vinos de la región.
#Una vez visto esto, el Duque Jairo II, con rostro molesto, solo se levanto, sin decir palabra alguna beso la mano del Cigueño Mayor y se retiro hacia afuera donde le esperaba Notch y el resto de oficiales del ejercito nubolandés
#Una vez fuera, el duque subio a su caballo y en compañia de Notch y los oficiales partieron al castillo de Olufsen donde le esperaba Lord Blackwood el gobernador del Protectorado de las Tierras del Norte...
#Avisado por sus espías, el Rey Eltomash I de Oriente, supo que el Conde Jairo estaba en total rebeldía con la Corona y que su única opción pasaba, bien por una última intentona para conseguir la paz con el Conde o bien someter al Conde con la espada.
La Mano del Rey aconsejaba por activa y por pasiva a Su Majestad que llegara a una solución diplomática, pero el Rey era mucho más proclive a acabar con el Conde y someterlo a la Corona.
El Rey convocó a los señoríos leales a la Corona para tener una reunión de urgencia.