[center][size=5]En los cafés de mayor categoría, en unas pocas tabernas y en los diarios distinguidos de la nación se ha podido hoy ver el siguiente anuncio:[/size][/center]
[center][size=5][url=https://pol.virtualpol.com/empresas/ocio-y-otras-categorias/sociedad-syldava](enlace para suscribirse)[/url][/size][/center]
#[size=2][font=Arial, Helvetica, sans-serif]Evaristo, que estaba harto de partirse la espalda cultivando sus tierras a sol y serena, se tomó un respiro y decidió pasear por el barrio de las tascas y tabernas, pasar cerca del barrio burgués antes de ir hacia su casa.[/font][/size]
[size=2][font=Arial, Helvetica, sans-serif]Y esa decisión no le fue en vano. Justo al lado de la gran tasca de VIN, detrás del taller téxtil de su misterioso amigo secreto Samir, había abierto las puertas un edificio que llevaba décadas cerrado. Era un edificio de corte magestuoso, colonial, que quizá había sido de un noble o una antigua embajada.[/font][/size]
[size=2][font=Arial, Helvetica, sans-serif]Ahora, en él ondeaban banderas negras y doradas, con unas letras muy señoriales rezando "Sociedad Syldava". Era la primera vez que había oído ese nombre. ¿Quizá era algo del general este que había hecho un golpe de estado hace pocos días? Podría ser... ya le pareció ver un acto de presentación hace poco en el Auditorio Príncipe Amón, donde no le dejaron entrar. [/font][/size]
[size=2][font=Arial, Helvetica, sans-serif]Se acercó como aquél quien es loco, disimulando de una forma fatal, y vio un par de pizarras en el interior donde pudo obtener más información. Parecia un club de ricachones que quedaban para fumar, jugar a los dados o a lo que fuera, y gastarse el dinero que él, pobre campesino, no podrá soñar jamás.[/font][/size]
[code]La información que pudo leer en la pizarra mencionada: https://pol.virtualpol.com/empresas/ocio-y-otras-categorias/sociedad-syldava[/code]
[size=2][font=Arial, Helvetica, sans-serif]Entonces, aparecieron por la esquina dos señoritos con sus sombreros, sus trajes bien planchados y sus bastones, y se lo quedaron mirando como quien viera un esquimal en el desierto. Evaristo murmuró alguna cosa que solo él pudo entender, hizo ver que le llamaba alguien y se fue.[/font][/size]
#La sociedad syldava ha mejorado los beneficios que ofrece a sus socios.
Además de todo lo expuesto en su presentación, todos los socios podrán pedir a la Sociedad Syldava que les pague UNO de sus costes de suministro (nunca superior a 5 monedas al día).
#Edelvina, harta de estar encerrada en casa sin poder chismorrear y cotillear sobre la alta sociedad, siendo conocedora de la apertura de un nuevo club para gente selecta, decidió inscribirse a fin de enterarse de todo lo que se movía en el mundillo de la gente de bien, además parecían dar grandes beneficios a los socios.
#D. José del Candado se unió a la sociedad tras recibir la invitación. Supondría un esfuerzo económico, pero valdría la pena en favor de la promoción de la causa monárquica. Entendió que sería un buen lugar para promocionar los valores de estabilidad y control social de las élites respecto a las minorías sociales, en favor del progreso nacional. Así lo esperó, al menos, cuando pagó la importante cuota de inscripción.
#Llegó a los oídos de Doña Paula la presentación de tal sociedad. Por ello, aprovechó su discurso en el Auditorio Amón para pedir el apoyo de las altas esferas a su candidatura como Reina de Syldavia. Reconociendo que la Sociedad Syldava podría tener ciertos beneficios desde la corona, tanto económicos como de representación.
Su inscripción en esta sociedad estaba a punto de formalizarse. Quienes acudieron al auditorio, sugerían que el semblante de Doña Paula era serio. ¿Quizá esperaba algún movimiento a favor de su coronación?
Samir llevaba días, por no decir semanas, encerrado en su despacho de 'Tejidos Dushman', preparando su plan para ir ganando peso en la alta sociedad syldava. Había comprado el antiguo edificio colonial a la frontera entre el sector de las tabernas y el barrio burgués más selecto, una localización perfecta.
Había contratado a cuatro mozos para llevar un poco la limpieza y abrir y cerrar las puertas. Llevaba ya unos días con las puertas abiertas, y ya se habían inscrito los primeros socios. La cosa pinta bién. Un empresario de la madera y periodista... un importante industrial que tenía una destilería y una papelera... un misterioso embajador de un país lejano... interesante.
Pero él seguía sin aparecer públicamente, y eso empezaba a generar preguntas. ¿Quién había detrás de todo esto? ¿Quién había puesto el capital? Estas preguntas seguramente no las podría evitar hiciese lo que hiciese, pero necesitaba una pieza clave del puzle: un encargado. Alguien carismático, que tenga don de gentes, que sea de Syldavia de toda la vida. Alguien que fuera la "cara pública" de la Sociedad Syldava.
Tras hablarlo con Evaristo y que este le enviara a freir espárragos, que "a mi dejame tranquilo con mis hortalizas, mis cerdos y mis vacas", éste le dió una idea que le pareció interesante:
[👨â€ðŸŒ¾  Evaristo Hidalgo] [i]"La persona que estás buscando tiene un nombre: Lif Petanque. Es carismático, tiene una taberna que abre de vez en cuando pero principalmente por las noches, la gente le conoce, vive alquilado en el barrio burgués, tiene contactos... quizá le interese".[/i]
Samir, tras pensárselo unos días, llegó a la conclusión que Lif era su hombre. Se dirigió a la Taberna Petanque, y se estuvo al final de la barra, tomándose algunas copas sin alcohol (hacer negocios ebrio es mal asunto), y se esperó a que el último cliente se fuera para quedarse solo con el tabernero. Entonces le dijo:
[👳â€â™‚ï¸â€Šâ€Šâ€Šâ€ŠSamir El-Dushman][i]"Buenas tardes. No sé si me conoces. De hecho, quién soy yo no es importante, lo importante es que tengo una oferta para ti"[/i]
Y seguidamente, le contó todo el proyecto de la Sociedad Syldava. Samir era un hombre previsor y había pensado en todo: Lif no tenía que renunciar a su taberna, podía abrirla por las tardes, a partir del ocaso, cuando en la Sociedad Syldava ya no era necesaria su presencia. Él estaría en la sociedad por las mañanas y a la hora de comer y del café, cuando había más bullicio. Sería el encargado, y se le pagaría un sueldo por ello, obviamente. Lo que sí le pedía era discreción si en algun momento veía alguna cosa estraña o alguien le preguntaba por "el socio capitalista", puesto que él quería permanecer en un segundo plano.
Después de exponerle la oferta, y de resolver algunas dudas que le surgieron a Lif de forma immediata, el tabernero se quedó pensativo, y Samir, con una pequeña sonrisa disimulada por su espesa barba blanca, esperaba su respuesta.
Lif era un hombre de pocas palabras, discreto, pero le encantaba el chisme. Sabía guardar bien los secretos, y con el paso del tiempo había conseguido identificar sus procedencias tan solo con las miradas.
Al otro lado de la barra, bien lejos, se encontraba un señor de aspecto viejuno que solo estaba pidiendo refrescos. Su mirada sospechosa, a pesar de ser discreta, llamaba la atención de Lif, que entendió que estaba esperando al cierre del local para entablar una conversación con él.
Tras la conversación, Lif aceptó el trabajo. Pues no le vendría mal tener dinero extra, además de que le entusiasmaba enterarse de todo lo que ocurría en la Sociedad Syldava. Él ya conocía esta sociedad. Su casera y amiga Paula le había hablado de la misma en la taberna cuando había pasado a tomarse una copa después de sus quehaceres. Le había hablado de la posibilidad de recibir un empuje de todos aquellos que la forman para conseguir el trono.
Tras esta conversación, Lif le ofreció a Samir una cerveza artesana que le habían traído del extranjero. Siguieron la conversación hablando de si veía necesario meterla en la carta, e hicieron elucubraciones sobre cuánto debería costar un botellín.